Sánchez no permite preguntas de la prensa en su comparecencia
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a practicar al arte del monólogo. En una comparecencia, la de hoy, tan importante, ha huido de la incomodidad de tener que responder a las preguntas de la prensa, una vez más.
¿A qué obedece la salida de su hasta ahora gurú Iván Redondo del gabinete? ¿Por qué se ha prescindido de Carmen Calvo? o ¿qué ha llevado al presidente a fulminar a Ábalos del Consejo de Ministros y de la Secretaría de Organización del PSOE? Son algunas de las preguntas que Sánchez ha impedido que se formulasen durante su comparecencia en Moncloa tras la crisis de Gobierno.
Basta recordar que presidentes como José María Aznar o Felipe González no rehuyeron las preguntas de los medios en momentos clave de sus respectivas legislaturas, máxime cuando la ciudadanía debe conocer la motivaciones que han llevado al presidente del Gobierno a propiciar un cambio tan profundo en su Consejo de Ministros.
En la mañana de este sábado, se ha contado minuto a minuto el cambio de cromos que se ha producido en el Gobierno de Pedro Sánchez. De tal forma que, a la hora a la que ha comparecido el inquilino de La Moncloa ya se conocían prácticamente todos los nombres que entraban y salían del Ejecutivo.
Pero faltaban la explicaciones. El porqué de unos cambios que han afectado a pesos pesados del ala socialista, mientras se dejaba prácticamente indemnes a los ministros de Podemos, alguno de ellos, como el caso de Irene Montero o el de Alberto Garzón, mucho más criticados y merecedores de una salida anticipada de sus Ministerios que los de algunos socialistas.
Pero nada. Sánchez ha decidido hacer, como en otras ocasiones, y se ha presentado en la sala de prensa de La Moncloa para lanzar su speech, un monólogo en el que no ha dado ni una sola explicación del porqué de los cambios que ha acometido entre sus más estrechos colaboradores.
Ninguneo a la prensa
Es habitual que el líder de los socialistas esquive las preguntas incómodas. Desde su paseíllo con Biden, pasaron más de 10 días hasta que Pedro Sánchez se dignó a comparecer para explicar los polémicos indultos a los golpistas catalanes. Una forma de evitar las turbulencias que ya es habitual en este presidente.
Otro episodio reciente y de enorme importancia para el devenir de España se produjo tras la crisis desatada con Marruecos por la presencia de Brahim Ghali en España y el posterior asalto a la ciudad autónoma de Ceuta por parte de 10.000 inmigrantes ilegales ante la pasividad de las autoridades marroquíes. Sánchez desplegó toda la parafernalia presidencial en Moncloa para una comparecencia en la que, de nuevo, huyó de las preguntas incómodas de los medios de comunicación.
La política de comunicación del Gobierno ha pasado por momentos de enorme bochorno. Para eludir la fiscalización de los medios, durante la pandemia el secretario de Estado de Comunicación filtraba las preguntas llegadas a través de un chat a Moncloa y formulaba las que le parecían más adecuadas. Una nueva y moderna forma de censura y control de los medios, lo que, por cierto, le valió a Moncloa la crítica de todas las asociaciones profesionales.
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